Últimamente, ¿con quién hablas más? ¿Con tu “yo” del pasado o con tu “yo” del futuro?
Quizás te preguntes: “¿Y eso qué importa? Lo importante es que hablo conmigo mismo, ¿no?” Pues sí y no. Por supuesto, es valioso mantener un diálogo interno, especialmente si es positivo y lleno de gratitud.
Como embajador de la transformación disruptiva, te invito a imaginarte frente a dos espejos. Primero, el de la izquierda: en ese espejo ves un reflejo de tu “yo” del pasado. Obsérvalo detenidamente, con una sonrisa, y sobre todo, agradécele. Es gracias a él que hoy estás aquí, vivo y con mucho por delante. ¿Qué más ves en él? Tus creencias, tus emociones, tus experiencias, y todo tu aprendizaje. Ha sido un viaje hermoso, sin duda. Agradécele.
Ahora, dirígete al espejo de la derecha. En él, ves el reflejo de tu “yo” del futuro. Ese reflejo ya ha alcanzado tu mayor deseo, sea cual sea. Lo ha logrado y lo está viviendo tal como lo imaginaste, ni más ni menos. En ese reflejo, estás tú viviendo la vida que sueñas.
Si tuvieras que elegir y enfocar toda tu energía e intención en uno de esos espejos, ¿cuál elegirías? ¿Tu “yo” del pasado o tu “yo” del futuro?
Voy a suponer que la respuesta es obvia. Ahora, voltea a ver al espejo con tu “yo” del pasado, dale las gracias y despídete de él, y enfoca toda tu atención solo en el espejo de la derecha, el que refleja a tu “yo” del futuro, viviendo la vida que siempre soñaste. Este reflejo te dice que no te preocupes, porque todo ha salido bien. Te invita a sentir lo que es vivir tu sueño, y lo percibes con cada uno de tus sentidos, e incluso con cada una de tus células. Lo vives, sientes la emoción de experimentar esa vida que siempre has deseado. Ahora te pido un último favor, triplica esa emoción, piensa en ella con cada respiración, y…
…comienza a actuar desde el reflejo con tu “yo” del futuro. Agradece, pero deja atrás a tu “yo” del pasado.
“Aquello que buscas también te está buscando a ti.”